viernes, 5 de noviembre de 2010

EL REGRESO DEL CHOLO CEPEDA

¡Ya está impreso el tercero de la Trilogía Chola! Calientito y más pilas que nunca, el investigador Cepeda va repartiendo palo a los enemigos del bajo y alto mundo de Guayaquil y otras latitudes, incluyendo a políticos y bravucones de barrio. Como siempre, con escenas callejeras y rumberas y la entrada en escena del policía Kumaris, el abogado Carlos Ferrín, la mujer de Cumaná, los doctores Bonilla y Villacís, la secretaria Yvonne, la Satanasa, entre otros. Cómpralo en el CEN de Guayaquil, o ruega que te den uno grateche.

viernes, 27 de agosto de 2010

Entrevista al antropólogo guayaquileño (Profesor en la U. de Fordham, NY) Hugo Benavides

Fragmento tomado de "El águila bajo el sol"

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¿Qué paralelismos harías entre lo que ocurre en Ecuador y Guayaquil y otras geografías? ¿Qué compartimos y en qué nos diferenciamos?

Creo que el mayor beneficio sería en comparar al Ecuador con el mundo caribeño, es un encuentro necesario y doloroso, con un legado cultural que aún no hemos logrado articular.

Luego de todos estos años de trabajar sobre Guayaquil y Ecuador ¿Qué cambios has visto en sus habitantes y en la investigación académica? ¿Hay algo que cambiarías o readecuarías a términos más actuales? ¿Cómo entiendes ahora las rivalidades entre costeños y serranos, homosexuales y heterosexuales, blancos versus mestizos/negros/indios/cholos). ¿Aconsejarías alguna forma práctica de solucionarlos? ¿Ha habido una recepción diferente a tu ensayo sobre los enchaquirados?

Estos últimos años he estado haciendo investigaciones en otros países americanos, incluyendo los Estados Unidos y Perú, lo que me ha alejado un poco del análisis de la realidad nacional. Sin embargo, cada vez que regreso a mi interés de la problemática ecuatoriana, lo que salta es lo fuerte que son las estructuras culturales (o de poder, por llamarlas así) que se mantienen muy sólidas aún cuando los cambios en la superfice parecieran indicar lo contrario. Al mismo tiempo, no quiero negar que en los últimos años se han producido claros logros políticos muy significativos, pero no sólo queda mucho camino por recorrer sino también, y esto es más importante, la necesidad de apreciar cuáles realmente son los cambios logrados y lo que significa y para quiénes.

Analizas el caso del Cristo de los Milagros (el Cristo Negro de Daule) y el regreso de esa imagen, “por sí sola y contra corriente”, como ejemplo de la tensión entre el campo (Daule) y la ciudad (Guayaquil). ¿Podrías decir algo similar en el caso de Narcisa de Jesús? ¿Ves un paralelismo entre el Cristo de los esclavos negros de la Lima colonial y el Cristo de los gitanos?

Creo que Narcisa es un excelente ejemplo de esta tensión en la Costa. Y, como a muchos, me trae recuerdos personales ir a Nobol, al encuentro con esta santa cadáver que, de alguna manera, marcaba (macabramente) pautas mucho más fuertes que las supuestamente religiosas. Era como regresar a un pasado que era presente, marcado por comidas, gustos, vistas y olores que no teníamos a diario en Guayaquil. Y, sin embargo, al mismo tiempo lo reconocíamos todo porque eran esos olores y colores los que definían a la gran mayoría de guayaquileños, construyendo en ese sentido otra manera de apropiarse de y negar, a la misma vez y en el mismo modo, nuestra identidad.
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domingo, 22 de agosto de 2010

El águila bajo el sol. Entrevistas a ecuatorianistas de Estados Unidos

Hace tiempo comencé a trabajar un libro sobre Guayaquil. En el período de lecturas y recolección de datos me encontré con la bibliografía de algunos ecuatorianistas de Estados Unidos; es decir, profesores e investigadores que han hecho de nuestro país el centro de su trabajo intelectual. A diferencia de otros "interesados" casuales (que también los hay), de esos que usan Ecuador como excusa para viajar, hacerse de amigos "influyentes" y amarrar invitaciones en Congresos internacionales, los que entrevisto en este libro son lo contrario: aman a Ecuador, lo conocen, se bronquean y se preocupan por el país, tienen una relación de comprensión y de amor, saludable, por así decirlo. Esto es lo que marca la diferencia entre los verdaderos y los falsos estudiosos de nuestra realidad y cultura, de nuestra manera de vivir. El libro empieza a circular pero se lo puede adquirir en el Centro Ecuatoriano Norteamericano de Guayaquil (editor del mismo). Quizá haya un lanzamiento en Octubre o Noviembre. Debo advertir que el tercer libro del Cholo Cepeda entrará a imprenta en los próximos meses, a ver si nos encontramos entonces.


sábado, 19 de junio de 2010

De "Días de familia" (2006)

DIAS DE FAMILIA (2006)

Es noche y mi hija duerme junto a mi esposa
en la blanda y amplia cama
cubiertas por el edredón de cuadros.

La noche es silenciosa y fría
la oscuridad del cuarto quebrada por la tenue luz de una lámpara
la quieta nieve descansa sobre las calles
bajo el resplandor de la luna
frente a mí pasa el irremediable pretérito:
el río de mi infancia y el viento del verano
mi barrio y los que me precedieron
la voz de mi madre llamándome.
Mi madre era una mujer blanca y diminuta
y dentro de ella también vivía un río
mientras de sus labios fluía la tarde
ahora ella duerme en el alma de Fabia Matilde
mi hija, la gota de Dios.

Cuando ella nació su corazón latía débil
su corazón de pan y yerbabuena
y rezamos y suplicamos a Dios por ella
y en ese momento temí a Dios
y pedimos que el regalo no nos fuera arrebatado
y nuestra súplica fue escuchada
ahora todo es como un interminable juego
y ella crece con su sonrisa, agitando sus bracitos extendidos
como si fuera un pequeño helicóptero de fantasía.
Fabia y yo bailamos música de Sinatra antes de dormir
y también tangos y algunos pasillos que cantaba mi viejo
en el teatro Bogotá, al pié del Cerro Santa Ana.

Pasa la noche con el pretérito y con mi padre
con su traje blanco, el bigote corto, bien delineado
y el pelo negro con brillantina.
Mi padre era uno de esos cholos guapos
que sabía llevar una conversación amena
y tomarse una botella de aguardiente para aplacar el trueno
lo veo en un recorte de periódico de los años cincuenta
anunciando hora y fecha de su presentación
trabajaba en una imprenta
jugaba a las cartas y cantaba cada mañana
con la radio a todo volumen
y cometía los errores más monstruosamente humanos.
Ya retirado, al caer la tarde en la Ciudadela 9 de Octubre
salía al parque del barrio
a recordar su juventud con otros viejos
y nosotros decíamos que eran La Sonora Matancera
y Don Rocafuerte era Caíto y Don Carabalí Don Rogelio
y mi viejo era Daniel Santos.

Ahora, el barrio es como un tapiz que tejen los indios
en las calladas montañas de los Andes
un tapiz en el cual se graban escenas diarias.
Allí aparecen también nuestro primer paseo en bicicleta
la lista de las mejores canciones de año
el beso inaugural, la primera pelea y las traiciones
los partidos de índor
la quema de los añoviejos y el llanto de sus viudas
la dictadura militar y el colegio Eloy Alfaro
las frutas del trópico y el interminable sol de Guayaquil.

El sur era nuestro y aferrados vivíamos a ese tiempo.
Sonaban canciones de Cat Stevens, Serrat y los Inti Illimani
como si sonaran pertardos junto con violines
¿Dónde estará Grace Bustamante
vestida de uniforme escolar
cantando canciones de Claudia e Hilda Murillo?
¿Qué historias seguirá inventando Carlos Medina?
¿Cuántos nuevos crímenes habrán cometido mis amigos?

La noche sigue callada mientras duermen mis mujeres
la lámpara en la sala
sigue encendida y muda en su rincón
Fabiola sueña y se ve sembrando veraneras en el jardín de su casa
mientras Fabia Matilde corre entre las flores
y se dibujan ríos y esteros abriéndose al océano.

Frente a mí transcurre mi pecado
de cuando era joven y confundido
en el tiempo y la geografía del mundo
en un mediodía del cual me quedan sólo anónimas calles de Paris
un paseo en bicicleta en Amsterdam
una tienda de armaduras en Londres
los largos días de Oregon y los bares de la Lima colonial
las rieles del tren antes de llegar al Desierto de Palmira
la interminable lluvia de Guayaquil una noche de febrero
mis alumnos y mis compañeros
la última conversación que tuve con Eduardo López
un domingo por la noche.

Eduardo murió sin tener un hijo, que era lo que más deseaba
era raro que un poeta quisiera tener un hijo
porque los poetas no quieren tener hijos
ni tener tiempo para los hijos que ya tienen
los poetas quieren solamente escribir un gran poema
en vez de preparar una teta o cambiar pañales
“Para eso están las madres o las empleadas”, nos dicen
mientras se sientan a reflexionar sobre los misterios de la poesía
(como si la poesía tuviera misterios)
y en esas confusiones, los poetas terminan creyéndose superiores
porque nadie los entiende
y se ven como Saturno devorando a sus hijos
casi con orgullo porque ahora ya son dioses y poetas.
Los poetas quieren encontrarse a sí mismos
ser por fin lo que siempre han buscado
pero sin ajustarse cuentas sin verse frente al espejo
hablando de Dios en sus poemas sin creer en Dios.
Eduardo López, en cambio, dijo en un verso
“fui vencido por niños sonrientes”
que es un verso que los poetas nunca podrán escribir.
Eduardo, en verdad, se llevó consigo la sonrisa de esos niños.
En parte, por eso cuestiono la poesía.

Junto a mi esposa, ahora me dedico a Fabia Maltide
la más hermosa flor guayaquileña
“Fragancia de los trigales”
y a todas partes quiero ir con mis mujeres de grandes ojos
ahora yo también podré descansar junto a ellas
sobre la blanda y amplia cama.

jueves, 15 de abril de 2010

"El libro del barrio" y "Los patriotas del sur" gratis

Noticia sobre 2 de mis best-sellers de bodega.

"El libro del barrio", publicado por el CEN en el 2009, se encuentra aquí, gratis:
http://www.mediafire.com/?mvmgdbne1m5

Igualmente, "Los patriotas del sur" (CEN 2007): http://www.mediafire.com/?lzmgj4ij3rt

jueves, 28 de enero de 2010

De "El regreso del Cholo Cepeda"

Del cuento "El Nazareno me dijo"

"Yo que me voy lejos a olvidarla y lo que hago es recordarla más y más por lo chucha que fue conmigo. En la gaver y cachudo, abandonado por esa meca de mala muerte, me tuve que ir de Guayaquil, cholo varón, dejar el Puerto Principal varón, el Puerto. Tá chévere me dije, de todos modos, por allá también debe haber un buen camello y un vacilón grifil. Así me encamó una vez mi pana el colorado Minguche, un aniñado de Los Ceibos. Lorenzo, me dijo, ándate a la Amazonía. Allá la grifa es riquísima y te puedes meter cualquier cantidad de hongos en el mate, a vaca mú. Ve, varón, hablando de aniñados de Los Ceibos, por allí trajeron a la Bandita de Ceibos Norte, los culicagados tirados a malos que choreaban las caletas de sus mismos panas. Hasta psicólogos les han puesto, como si estuvieran locos. Y lo que pasa es que están locos pero por pegarse una fumiza. Buen sable les espera, ya verán. Pero sigo mi relato, cholo varón. Te decía que la Amazonía es el paraíso de los hippies fumones, las petroleras y un cerro de hijueputas que para qué te cuento, varón, porque allá no se sabe quién es quién ni para quién trabajas.  Y eso que estamos en territorio patrio, como bien dijo el presi: limitamos al norte con las FARC y somos un país de vocación pacífica. O sea: estamos en la verga y cualquiera nos ve la cara de cojudos. Pero vayamos al bollo cholo varón y pásame esa grifa en corto antes de que los muchachos del pabellón se la quieran fumar entre ellos. Yo, que tanto les he acolitado estos meses de soledad compartiendo la mafafa, ahora no quieren dejarme gozar la soledad de la grifera, ni un ratito, ahora que el Nazareno me dijo que cuidara a mis amigos. No hay derecho, varón, no hay derecho. Dime por qué/ dime por qué me abandonaste/ no me atormentes/ amor no me mates/ ten compasión dime por qué."