viernes, 27 de agosto de 2010

Entrevista al antropólogo guayaquileño (Profesor en la U. de Fordham, NY) Hugo Benavides

Fragmento tomado de "El águila bajo el sol"

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¿Qué paralelismos harías entre lo que ocurre en Ecuador y Guayaquil y otras geografías? ¿Qué compartimos y en qué nos diferenciamos?

Creo que el mayor beneficio sería en comparar al Ecuador con el mundo caribeño, es un encuentro necesario y doloroso, con un legado cultural que aún no hemos logrado articular.

Luego de todos estos años de trabajar sobre Guayaquil y Ecuador ¿Qué cambios has visto en sus habitantes y en la investigación académica? ¿Hay algo que cambiarías o readecuarías a términos más actuales? ¿Cómo entiendes ahora las rivalidades entre costeños y serranos, homosexuales y heterosexuales, blancos versus mestizos/negros/indios/cholos). ¿Aconsejarías alguna forma práctica de solucionarlos? ¿Ha habido una recepción diferente a tu ensayo sobre los enchaquirados?

Estos últimos años he estado haciendo investigaciones en otros países americanos, incluyendo los Estados Unidos y Perú, lo que me ha alejado un poco del análisis de la realidad nacional. Sin embargo, cada vez que regreso a mi interés de la problemática ecuatoriana, lo que salta es lo fuerte que son las estructuras culturales (o de poder, por llamarlas así) que se mantienen muy sólidas aún cuando los cambios en la superfice parecieran indicar lo contrario. Al mismo tiempo, no quiero negar que en los últimos años se han producido claros logros políticos muy significativos, pero no sólo queda mucho camino por recorrer sino también, y esto es más importante, la necesidad de apreciar cuáles realmente son los cambios logrados y lo que significa y para quiénes.

Analizas el caso del Cristo de los Milagros (el Cristo Negro de Daule) y el regreso de esa imagen, “por sí sola y contra corriente”, como ejemplo de la tensión entre el campo (Daule) y la ciudad (Guayaquil). ¿Podrías decir algo similar en el caso de Narcisa de Jesús? ¿Ves un paralelismo entre el Cristo de los esclavos negros de la Lima colonial y el Cristo de los gitanos?

Creo que Narcisa es un excelente ejemplo de esta tensión en la Costa. Y, como a muchos, me trae recuerdos personales ir a Nobol, al encuentro con esta santa cadáver que, de alguna manera, marcaba (macabramente) pautas mucho más fuertes que las supuestamente religiosas. Era como regresar a un pasado que era presente, marcado por comidas, gustos, vistas y olores que no teníamos a diario en Guayaquil. Y, sin embargo, al mismo tiempo lo reconocíamos todo porque eran esos olores y colores los que definían a la gran mayoría de guayaquileños, construyendo en ese sentido otra manera de apropiarse de y negar, a la misma vez y en el mismo modo, nuestra identidad.
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